Cuando vi las fotos de aquellos quinquis
muertos, algunos de los cuales podían haber sido mis vecinos, me
pregunté: ‘¿Por qué ellos y no yo?’”. La cuestión se la plantea el
escritor Javier Cercas una mañana de final de agosto en el Café Royal de Girona, mientras llueve copiosamente tras los vidrios del local de la plaza de la Independència.
La reflexión viene a cuento de su nueva novela, Las leyes de la frontera,
que llega a las librerías el 26 de septiembre con un sonado lanzamiento
de Editorial Mondadori. Una historia absorbente, a ratos dura y a ratos
muy romántica, centrada en las relaciones de tres personajes: el Zarco,
un quinqui atracador de bancos que tiene su momento de esplendor en los
años 70 y primeros 80 y luego entra en un declive de cárcel y
toxicomanías; el Gafitas, un estudiante que se acerca al Zarco en su
adolescencia y luego, cuarentones ambos, vuelve a reencontrarlo como
abogado, y Tere, la joven que bascula entre uno y otro, independiente,
guapa y ceñuda, misteriosa hasta el final. El escenario es Girona, hoy
pequeña joya urbana impecablemente restaurada que recibe cada año
cientos de miles de turistas, pero que cuando arranca la acción de la
novela es una destartalada ciudad de provincias que intenta sacar cabeza
en el primer posfranquismo.
“¿Cómo surge la idea de Las leyes de la frontera?
En primer lugar, porque yo vivía muy cerca de donde vive en la novela
el Zarco, mi madre aún reside allí, ahora vengo de verla, y el paraguas
que llevo es el que usaba mi padre”, explica el escritor. “Yo llegué a
Girona desde Extremadura con mi familia cuando era muy pequeño, por
razones económicos, como todos entonces, y nos instalamos en un barrio
de inmigrantes de clase media, ya que mi padre era veterinario y
teníamos un cierto estatus. Jugaba al baloncesto con los chicos del
barrio, y un amigo me llevó un día a los albergues provisionales,
creados en los 60 para acoger a inmigrantes sin recursos. Me impresionó
la miseria que existía tan sólo a cien metros de donde nosotros
vivíamos, simplemente cruzando el río Ter. De allí salieron muchachos
como los quinquis de mi novela”.
Javier Cercas, nacido en Ibahernando
(Cáceres) en 1962, es una de las figuras de primera línea de la
literatura española actual. Su vida ha transcurrido entre la Girona de
infancia y adolescencia, donde volvió más tarde como profesor;
Barcelona, donde cursó estudios universitarios y reside actualmente, y
EE.UU., donde dio clases durante un tiempo. Su novela del año 2001, Soldados de Salamina,
inspirada en una peripecia del falangista Rafael Sánchez Mazas durante
la guerra civil española, le cosechó incontables premios, fue elogiada
por autores como Vargas Llosa, Coetzee o Susan Sontag y, traducida a los
principales idiomas, le consagró internacionalmente. Tras otra novela, La velocidad de la luz (2005), que abordaba un episodio de la guerra de Vietnam, publicó en el año 2009 Anatomía de un instante,
revisión narrativa del intento de golpe de Estado del 23-F de 1981.
También ha sido muy traducida, galardonada y positivamente comentada por
publicaciones de referencia como The New Yorker.
Para escribir Anatomía de un instante,
Javier Cercas se había sumergido a fondo en los años de la transición.
“Y me sorprendió constatar que, al otro lado de la política, tan
predominante en aquella época, siempre aparecían los quinquis. Cogías la
revista Interviú, por ejemplo, y al lado de los debates de la
Constitución te surgía una historia de sus atracos. Los quinquis salían
en la prensa y en el cine, parecía que estaban en todos lados, lo suyo
fue un boom. Un tema que se explotó hasta la saciedad y luego se agotó
instantáneamente”.
“Poco después de la publicación de Anatomía de un instante –continúa– apareció el libro de Carles Monguilod Vint-i-cinc anys i un dia. Monguilod es un abogado a quien yo conocía, y en la obra rememora sus vivencias como abogado de Juan Moreno Cuenca, el Vaquilla, que de joven había pasado una temporada en los albergues, y ya de mayor en la cárcel de Girona. Me impactó mucho”.
Sergio Vila-Sanjuán, publicat a La Vanguardia "Dominical" 23.09.12Fotografies: Roser Vilallonga
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