Guillem Terribas, ‘alma’ del espacio cultural, pasa a la retaguardia para asegurar el futuro de uno de los referentes del sector
“No me jubilo, paso a segunda línea”. Así explica Guillem Terribas su nueva situación a partir del 1 de febrero, cuando después de 36 años dejará de estar al frente de la gerencia y gestión de la Llibreria 22, un referente del sector en Girona. El librero y activista cultural por excelencia, nacido en Salt (Gironès) en 1951, ha llegado a la conclusión que era “el momento de dar el paso”. La crisis, con una reestructuración organizativa y de personal, y la garantía del relevo —La 22 quedará en manos de Jordi Gispert vinculado a ella hace 12 años— ha propiciado ese momento aunque Terribas asegura que estará más presente y productivo que nunca.
A mediados de los 70, Terribas, que había hecho de comercial de lámparas, de elementos de construcción y también había trabajado en un hotel, se quedó sin trabajo. Hablando con un buen amigo, Manel Cassú —que ya había regentado una librería en Girona— surgió la idea de fundar “una librería que fuera un escaparate cultural moderno y estimulante”. Fueron animando a sus amistades y, al final, 26 profesionales de la sociedad civil —arquitectos, abogados, médicos y profesores entre otros— se unieron en una propuesta: la Llibreria 22.
“Nació el 20 de octubre de 1978 como una utopía total, con la voluntad de crear un premio literario, programar presentaciones de libros y ser el centro literario de Girona. Y gran parte de aquellos objetivos se han cumplido totalmente”, asegura Terribas. “No podemos hacer como Zapatero y decir que la crisis no existe, porque lo cierto es que es permanente y sostenida”, mantiene el activista cultural. Y afecta, además, a los más lectores, clases liberales y funcionarios: “Antes entraban a comprar un libro y también se llevaban otro, después entraron a buscar solo ‘aquel’ libro, y se lo pensaban dos o tres veces. Ahora no entran por no comprar”, se lamenta.
“No quiero decir que la librería vaya mal, va bien. Pero no como hace siete u ocho años”, agrega. La caída de la facturación ha abocado a una reestructuración organizativa y de personal porque no da para mantener a los 10 empleados. Al final, los números se han impuesto: “La eliminación de mi sueldo, el más elevado, permitirá reducir la carga salarial solo teniendo que despedir a una persona. Si yo no me fuera, la reestructuración iba a afectar a más trabajadores”.
“Si en 1978 soñamos un proyecto, ahora hay que replantearse cómo tiene que ser La 22 de los próximos años, y mejor que lo haga alguien de 39 años que no uno de 63 y con vicios adquiridos”, apostilla.
El más activo y entusiasta promotor y divulgador de iniciativas culturales de toda índole continuará presentando uno de los premios literarios más prestigiosos del país organizado por la librería, el Just Manuel Casero de novela corta. Seguirá de cerca todo lo que tenga que ver con la librería, aunque no estará físicamente en ella a diario como hasta ahora.
Tampoco faltará a algunas de las presentaciones que se han convertido en sello característico de La 22, una de las librerías más activas de Cataluña gracias, en gran medida, a su inagotable energía.
Porque es mucho más que una librería. En ella se han presentado una media de 100 libros anuales, más de 3.300 en los últimos 36 años, calcula su co-fundador y principal accionista. Cuenta con tres espacios de venta al público, aunque el referente por excelencia es el local de 250 metros cuadrados situado en el calle de les Hortes nº22 —el número que le dio el nombre— y atesora más de 50.000 referencias.
Guillem Terribas, colaborador de diversos medios de comunicación y de todo tipo de iniciativas culturales, confiesa que es “amante de la radio” y que lleva el cine en su interior. En 1990, junto con un grupo de personas que hacían la crítica de cine en diferentes medios de comunicación de la demarcación, fundaron el Colectivo de Críticos de Cine de Girona, con la intención de ser un elemento dinamizador cinematográfico. Después de 10 años de experiencia se constituyeron legalmente en 2000 como asociación cultural sin ánimo de lucro y se encargaron de la programación del Cinema Truffaut, adquirido por el Consistorio ese mismo año, que desde entonces es un referente del cine en versión original.
Guillem Terribas se siente “muy agradecido” por el trato y el reconocimiento recibido tanto por otros colectivos como por personalidades de la ciudad de Girona y de toda Cataluña. En la 71ª edición de los Premios Nadal, por ejemplo, fue uno de los más saludados. Aunque oficialmente se jubila, seguirá siendo suministrador y actor incombustible de ideas, de proyectos, además asegura que como dispondrá de más tiempo “me tendrán que sufrir más que nunca, estoy abierto a cualquier tipo de colaboración”. Afable y con una sonrisa pícara, avisa de que también seguirá deseando a diario los buenos días a sus seguidores de Facebook, con apasionados besos de película.
Text MARTA RODRIGUEZ Foto: PERE DURAN publicat en El País 11.01.15
Text MARTA RODRIGUEZ Foto: PERE DURAN publicat en El País 11.01.15
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